14 de octubre de 2010, 2:00
El Icue, sin tener agenda donde anotar y sin que le suene el tintineo de su ordenador, me recuerda, y más desde que, como lazarillo, me acompaña por los caminos de este Rincón para Doce, las efemérides mensuales de nuestros jugadores. Hoy toca felicitar a Kiko Casilla al haber cumplido, el pasado día dos del corriente, veinticuatro añitos, ¡huy, huy, huy! Que sean para bien, le proporcionen serenidad en la guarda de nuestra portería y felicidad en la vida.
Amigo Icue, el sábado pasado después del empate contra el Nástic, otra vez el Nástic, el escribidor se quedó tan triste que hoy se va a permitir la licencia de hacer unas cuantas chanzas contigo para ver si esta afición renueva la sangre y se la transfunde al equipo.
El Nástic alineó el sábado a un jugador, de nombre Carles Domingo Pladevall, “Mingo”, nacido en Hostalric (Girona) hace treinta y tres años y con una coleta tan larga, larga y estilizada que me recordó el anuncio del flan chino mandarín de mi niñez. Ese que mi madre preparaba como nadie. Bueno, como nadie, no, como casi todas las madres. Me encantaba ver las cajitas con aquel señor de ojos rasgados, sombrero cónico y fina trenza. Disfruté tanto oliendo los sobrecitos, el aroma a vainilla, como sufrí la tarde del pasado sábado viendo como este futbolista enseñó a los nuestros a jugar según su modelo de futbolín-purín-chino-mandarín.
A pesar de que el sábado, como a ti Icue, si, si, como a ti, casi se nos congela la sangre, ya nos hemos repuesto y la estamos oxigenando para escalar esa montaña prepirenáica, tan dura y tortuosa que, como no vallamos perfectamente pertrechados, podemos quedarnos congelados y desplomarnos como las hojas otoñales, convirtiéndonos en hojarasca.
Nuestro gran Arturo Pérez-Reverte pronunciando una conferencia sobre su última novela, “El asedio” y la España actual, firmó esta lapidaria frase de: “A España se la quiere por desgraciada”. Con su permiso, la tomo prestada, la retuerzo y digo que, al FC. Cartagena se le ama aun estando en estado de desgracia.
Guillermo Jiménez en su crónica afirmó, con acierto, que el resultado obtenido contra el Nástic ha dejado tocado, y puede que hasta hundido, al entrenador cartagenerista. Esto va a conseguir que los enterradores estén dispuestos a lanzar la última palada de tierra para que ésta suma la historia de este entrenador en el olvido y en el silencio cartagenerista.
¡Icue!, ¿recuerdas que este articulista, y no se arrepiente, ha sido un consciente alabancero de la persona de Juan Ignacio y ha cantado, escrito está en estas páginas, sus glorias? Creía y sigo creyendo en él como técnico y más como persona. No me importa que empiecen a pensar que defenderle, tal vez, haya sido demasiado descarado. Como esto tiene pintas de cambio, y hasta de recambio y suenan campanas de duelo, se van a ver demasiados plumeros.
Confío en que la sensatez de los dirigentes vuelva a su cauce no dejándose influenciar por las modas del cambio y sigan fieles a sus criterios, aunque en esto del balón cada vez son menos los criterios y las sensateces. Ante esta situación, me quedo con la imagen de John Wayne, acercando la derecha a su revólver y diciendo: “Yo que tú no lo haría, forastero”. De momento.
¡Icue! si observas la magnifica foto, de Abel F. Ros, que coloco al final de este articulo, observarás que el Juan Ignacio Martínez retratado es exactamente igual que aquel que, poéticamente, retrató Quevedo: “Lo que pasó lo tiene la muerte; / lo que pasa, lo va llevando...”
Hala, hasta el próximo sábado, si Dios quiere. Aquí estaré para contarles esas cosas de nuestro equipo que les gustan por sentimentalmente sorpresivas y, ya saben, no tengan miedo.
Pedro-Roberto J.P. hoy en Villamediana de Iregua. Dies10/13: ante diem quartum Idus Octobres.
Amigo Icue, el sábado pasado después del empate contra el Nástic, otra vez el Nástic, el escribidor se quedó tan triste que hoy se va a permitir la licencia de hacer unas cuantas chanzas contigo para ver si esta afición renueva la sangre y se la transfunde al equipo.
El Nástic alineó el sábado a un jugador, de nombre Carles Domingo Pladevall, “Mingo”, nacido en Hostalric (Girona) hace treinta y tres años y con una coleta tan larga, larga y estilizada que me recordó el anuncio del flan chino mandarín de mi niñez. Ese que mi madre preparaba como nadie. Bueno, como nadie, no, como casi todas las madres. Me encantaba ver las cajitas con aquel señor de ojos rasgados, sombrero cónico y fina trenza. Disfruté tanto oliendo los sobrecitos, el aroma a vainilla, como sufrí la tarde del pasado sábado viendo como este futbolista enseñó a los nuestros a jugar según su modelo de futbolín-purín-chino-mandarín.
A pesar de que el sábado, como a ti Icue, si, si, como a ti, casi se nos congela la sangre, ya nos hemos repuesto y la estamos oxigenando para escalar esa montaña prepirenáica, tan dura y tortuosa que, como no vallamos perfectamente pertrechados, podemos quedarnos congelados y desplomarnos como las hojas otoñales, convirtiéndonos en hojarasca.
Nuestro gran Arturo Pérez-Reverte pronunciando una conferencia sobre su última novela, “El asedio” y la España actual, firmó esta lapidaria frase de: “A España se la quiere por desgraciada”. Con su permiso, la tomo prestada, la retuerzo y digo que, al FC. Cartagena se le ama aun estando en estado de desgracia.
Guillermo Jiménez en su crónica afirmó, con acierto, que el resultado obtenido contra el Nástic ha dejado tocado, y puede que hasta hundido, al entrenador cartagenerista. Esto va a conseguir que los enterradores estén dispuestos a lanzar la última palada de tierra para que ésta suma la historia de este entrenador en el olvido y en el silencio cartagenerista.
¡Icue!, ¿recuerdas que este articulista, y no se arrepiente, ha sido un consciente alabancero de la persona de Juan Ignacio y ha cantado, escrito está en estas páginas, sus glorias? Creía y sigo creyendo en él como técnico y más como persona. No me importa que empiecen a pensar que defenderle, tal vez, haya sido demasiado descarado. Como esto tiene pintas de cambio, y hasta de recambio y suenan campanas de duelo, se van a ver demasiados plumeros.
Confío en que la sensatez de los dirigentes vuelva a su cauce no dejándose influenciar por las modas del cambio y sigan fieles a sus criterios, aunque en esto del balón cada vez son menos los criterios y las sensateces. Ante esta situación, me quedo con la imagen de John Wayne, acercando la derecha a su revólver y diciendo: “Yo que tú no lo haría, forastero”. De momento.
¡Icue! si observas la magnifica foto, de Abel F. Ros, que coloco al final de este articulo, observarás que el Juan Ignacio Martínez retratado es exactamente igual que aquel que, poéticamente, retrató Quevedo: “Lo que pasó lo tiene la muerte; / lo que pasa, lo va llevando...”
Hala, hasta el próximo sábado, si Dios quiere. Aquí estaré para contarles esas cosas de nuestro equipo que les gustan por sentimentalmente sorpresivas y, ya saben, no tengan miedo.
Pedro-Roberto J.P. hoy en Villamediana de Iregua. Dies10/13: ante diem quartum Idus Octobres.
