Hace años, muchos años, y como le ocurrió a tantos jóvenes de nuestro país, el servicio militar le trajo hasta Cartagena. Y bendito momento aquel. Muñiz conoció a una joven del pueblo de Refinería (por aquel entonces una de las nadadoras de Cartagena con más proyección a nivel nacional), Pepi Cegarra, con la que contrajo matrimonio en la iglesia del Valle de Escombreras. La celebración de la boda se llevó a cabo en una de las discotecas de moda por aquel entonces: la añorada y conocida Charlie Brown, en La Manga del Mar Menor.
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Desde aquel entonces y hasta el día de hoy han pasado más de treinta años, período en el que José Manuel Muñiz comenzó a entrenar en distintos clubes de Cartagena, y de manera especial en el Club Deportivo Dolorense, con el que llegó a la máxima categoría del fútbol juvenil de nuestro país: la División de Honor. EF Ciudad Jardín, Cartagena FC y Relesa Las Palas, entre otros, también fueron dirigidos por un técnico que en su etapa en Gijón entrenó (entre muchos clubes) a un conjunto de un modesto barrio de la ciudad: el Estudiantes de Somió.
En este equipo destacaba un jugador: Abelardo Fernández Antuña. Con apenas 16 años era seguido por los técnicos del Sporting para poco después (concretamente en 1988) fichar por el conjunto rojiblanco. Tal fue su progresión que sólo un año más tarde (un 3 de septiembre de 1989) debutaba en Primera División en el mejor estadio del Mundo: el Santiago Bernabéu frente al Real Madrid. Casi nada.
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Abelardo permaneció en el Sporting durante cinco temporadas hasta que el Fútbol Club Barcelona pagó su cláusula de rescisión cifrada en 275 millones de pesetas para hacerse con sus servicios. En la entidad blaugrana escribió páginas históricas, no sin antes haberse proclamado campeón Olímpico en 1992 en los Juegos de Barcelona. Abelardo fue internacional con España en categoría sub-21 (jugando la Eurocopa de 1990) y en categoría absoluta (jugó 54 partidos en los que marcó tres goles participando en dos Mundiales -1994 y 1998- y en dos Eurocopas -1996 y 2000-).
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Pese a su fama y el ser reconocido como uno de los mejores de España en su demarcación, Abelardo mantuvo los vínculos con su entrenador Muñiz hasta tal punto de ser padrino de bautismo del hijo mediano de José Manuel y de Pepi, el también futbolista Álvaro, quien hoy día milita en el Real Jaén tras haber militado, entre otros clubes, en el Cartagena La Unión, Moratalla, Caravaca, La Hoya Lorca, Mar Menor, Marino de Luanco, Lealtad de Villaviciosa, Burgos, Pontevedra, Formentera, Ibiza, Internacional de Madrid, Langreo, Badalona, Melilla y La Unión Atlético.
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Y es que la relación entre la familia Muñiz-Cegarra y el mundo del deporte siempre han ido de la mano, tal y como indica el hecho de que el hijo mayor, Pablo, fue durante muchos años periodista deportivo y a día de hoy es uno de los informadores más importantes de nuestro país (ha trabajado en la Cadena Cope, Radio Marca, Televisión Murciana, La Sexta y actualmente en Antena 3), mientras que la hija pequeña, María José, también fue jugadora de fútbol en varios clubes de nuestra ciudad.