martes. 16.07.2024
Es tiempo para la fe (no lean ningún ápice de religiosidad en ello), para la ilusión. Seguramente subirán los tres que más deseen el ascenso y, no hay duda, de ilusión en este momento vamos sobrados como para abastecer a todas las categorías del fútbol español.

En cualquier otra fase de la competición muchos hubiéramos puesto el grito en el cielo al ver que Longás era sustituido cuando nos hacían falta al menos dos goles; sin embargo, ahora es distinto. Este Cartagena ya no necesita jugar, le basta con canalizar el entusiasmo que proyecta la ciudad (eso, y tener al mejor portero de toda la Liga Adelante), parece movido por una especie de energía positiva que seguramente se engendró aquel 24 de mayo de ya casi hace un año.

Fueron 75 minutos de apenas nada de nada y, sin embargo, le bastó cinco para voltear el partido y con ello acercarnos un poco más a lo que sin duda sería la mayor alegría colectiva de Cartagena en siglos. Porque el fútbol es capaz de eso y de mucho más.

Olvídense de cualquier estudio o análisis de impacto, no hace falta. Si llega esa gran alegría no sólo seremos actores principales del mayor espectáculo del mundo, sino que no quedaría un solo rincón en este planeta, por recóndito que sea, en el que no se pronunciara el nombre de Cartagena cada fin de semana.

A modo de ejemplo, no puedo dejar de recordar cómo este agosto pasado estando en Praga –muy cerca de la Plaza Vieja, casi a las puertas del barrio judío- un dependiente con ganas de venderme no sé muy bien qué, se acercó y me preguntó de dónde era. Le dije que de Cartagena y, casi sin darme tiempo para que intentara situársela en el mapa, me contestó con un español tan atrevido como decente lo siguiente: “Oh! Enhorabuena, habéis subido de tercera a segunda, no?” Obviamente compré.

Eso es el fútbol. Algo tan inmenso que es capaz de provocar lo que ahora mismo está ocurriendo en Cartagena. Y lo mejor de todo es que estamos a tan sólo tres pasos (¡tres!) de colarnos en la mayor fiesta que uno pueda imaginar. Por mi parte, no tengo dudas, apuesto a que lo conseguimos

A tres pasos
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